Reciclarlo todo es lo que toca en estos tiempos. Los hábitos y costumbres son diferentes en cada regiones y países. Todo depende de las condiciones, el desarrollo y el nivel de vida. Como vengo de un país en el que todo es difícil adquirirlo, nos cuenta mucho desprendernos de artículos que podemos convertir dándole un nuevo uso.
Me tomo muy en serio algo que está de modas desde hace unos años y es reciclarlo todo. Cada envase, cartucho, jaba, envoltura, tapa, platos plásticos, ropa fuera de moda, que queda luego de su uso original, le busco un uso adicional.
Los muebles de madera no se tiran, se usan como materia prima para la confección de maquetas de barcos. Las ropas en desuso las transformo en otras nuevas o, las convierto en cojines, agarraderas para bajar las ollas, delantales, servilletas, o cualquier otra artesanía. Y es que así se vive donde existen carencias y sin proponerlo contribuimos al cuidado del medio ambiente.
Nueva vida, reciclarlo todo
En mis primeros días en Madrid sufrí la burla de mi familia que me regañaba constantemente. En vez de tirar una caja de leche vacía en el tanque de basura, la reutilizaba poniendo dentro un cartucho de azúcar, sal o harina.
Los tapes de frutos secos, de pollo frito y otras comidas que comprábamos los usaba para mantequilla, alguna fruta, dulces o restos de comidas.
Otra de las cosas que reciclé fueron las bolsas del mercado que por cierto hay que comprarlas. Lavarlas y usarlas en la próxima compra no era nada malo, es ahorro cien por cien. Y es que tengo una política del ahorro que no me permitía tirar nada que pudiera ser útil.
También en Madrid existe una política encaminada al ahorro, el consumo necesario y el reciclarlo todo de forma global y ordenada. Depósitos de colores amarillo, verde, azul, naranja, rojo y gris para reciclarlo todo. Plástico, envases metálicos, vidrio, papel, cartón, restos orgánicos, pilas, baterías y desechos peligrosos.
Otro ejemplo de protección al medio ambiente son las novedosas papeleras inteligentes que se encuentran situadas por todo Madrid. En fin, no estaba tan equivocada como pensaba, el reciclarlo todo no es signo de pobreza, es una necesidad y un deber.
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