El Aceite de Argán es un producto de lujo también conocido como el Oro líquido del desierto. Es extraído de las semillas de los frutos del árbol del mismo nombre. Es un preciado elixir de belleza empleado en cosméticos para el cabello, la piel y las uñas, así como desodorantes. Tiene también usos comestibles y medicinales.
¿Qué es el Argán?
El Argán es un árbol espinoso con raíces muy profundas con flores amarillas y frutos parecidos al dátil. Es oriundo de Marrueco en el Desierto de Sahara, es muy resistente en el tiempo por lo que tiene una vida que supera la centuria. En Marrueco por su importancia los bosques de Argán son reserva de la biósfera.
El procedimiento para la extracción del aceite de argán es artesanal. Como el árbol es espinoso y de gran altura los frutos se recogen cuando caen al suelo, ya bien maduros. Las semillas se dejan secar y luego se le extrae el hueso. Estos de tuestan y muelen hasta obtener una sustancia melosa que se deja secar por una semana. De esta pasta se extrae el aceite, un líquido oleaginoso transparente de color amarillo con un intenso olor. Ya tenemos Aceite de Argán.
Propiedades del Aceite de Argán
Entre los componentes esenciales del Aceite de Argán están la Vitamina E, Vitamina F, Omega 3 y Omega 9. Son muchas las propiedades y variados los usos, entre ellos:
- Poderes regenerativos debido a su gran contenido de Vitamina E, por lo que se emplea en cremas para el cuidado de la piel, así como en fórmulas tonificantes y tratamientos de belleza;
- Se utiliza mezclado con aceite de olive como protector solar;
- Se incluye en cosméticos como perfumes, champú, acondicionador, para dar brillo al cabello y fortalecer las uñas;
- Propiedades antioxidantes y efectos anti edad, ayudando a la protección de los radicales libres;
- Efectos antisépticos y fungicidas, se emplea en el cuidado del cutis dañado y para la limpieza en forma de jabones;
- Ayuda a bajar los niveles de colesterol por su alto contenido de Vitamina F o ácido linoleico
- En la medicina se usa para aliviar los dolores reumáticos, problemas gastrointestinales, circulatorios, cardiacos, infertilidad, diabetes y cáncer.
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